jueves, 5 de mayo de 2011

¿Estado y Economía dos categorías antagónicas?

Los recientes acontecimientos que se están manifestando en la rama financiera de la economía real, terminan afectando a la actividad productiva como un todo, resquebrajando así el paradigma teórico sobre el cual descansa el neoliberalismo, el cual surgió como pensamiento dominante a partir del agotamiento de las ideas fordistas-keynesianas, que a su vez fueron garantes del proceso de acumulación ampliada de capital durante la época de postguerra. 
De acuerdo con el modelo neoliberal y todo su basamento teorético, la no intervención del Estado se asumía como un mandato casi divino, que debía cumplirse al pie de la letra o de lo contrario se corría el riesgo de cometer un sacrilegio según el pensamiento hegemónico. En otras palabras, desde esta óptica el Estado es concebido como una entidad abstracta e imparcial ante la sociedad y los asuntos vinculados a la economía.
Empero, los recientes sucesos económicos, políticos y sociales permiten constatar que el Estado lejos de ser abstracto e imparcial, es una herramienta a través de la cual las clases dominantes instauran y garantizan[1]sobre todo en situaciones de crisis– las condiciones necesarias para la acumulación y valoración del capital.
Como ejemplo concreto, nos referiremos a la política de salvataje a través de un paquete de 700.000 millones de dólares promovido y llevado a cabo por el Estado norteamericano para adquirir los activos tóxicos en manos de las instituciones financieras que, producto de la desregulación promovida por la teoría neoliberal, derivó en la implosión financiera del 2007.
En la Unión Europea, se aprobó otro paquete de 470.000 millones de euros[2], para comprar acciones de una banca enferma, como consecuencia de la adquisición de los denominados activos tóxicos que, gracias a la globalización de los sistemas financieros, se esparcieron por todo el sistema con una velocidad impresionante hacia las economías  del centro y la periferia.
El gobierno británico tampoco se quedó atrás y llevó a cabo también su plan de “rescate para salvar de la quema a la banca[3] mediante una nacionalización parcial del sector financiero que implicó unos costos de 64.500 millones de euros, con el interés de apalancar los prestamos de dineros entre bancos y el otorgamiento de créditos para así imprimirle dinamismo a los negocios.
Podríamos resumir las políticas de salvataje como una estrategia de las clases dominantes para que los agentes económicos tengan “confianza” en el sector bancario y evitar así  la “falta de confianza” que impide el óptimo funcionamiento del sector financiero como dirigente de la actividad económica en su conjunto.[4]
Vale la pena preguntarse: ¿los trabajadores tendrán algún porcentaje de esos bancos salvados? La respuesta es clara y una sola: NO. Pareciera ingenua nuestra pregunta, pero basta sólo recordar que esa plata inyectada al sector financiero sale del bolsillo de los trabajadores que pagan impuestos o ven mermados sus salarios y sus beneficios socioeconómicos para que se hunda la nave financiera global. Y es así, como aparece nuevamente el Estado supuestamente imparcial y ajeno a la sociedad, tomando partido en función de los grupos dominantes  para utilizar ese dinero con fines distintos a los intereses de los trabajadores.
La Organización Internacional del Trabajo, que nada tiene de crítica y socialista, resalta la importancia de los programas de seguridad social ante la actual crisis que atraviesa el sistema capitalista, sin embargo reconoce que: “Antes incluso de la actual crisis económica los sistemas nacionales de seguridad social estaban sometidos a una intensa presión política y económica. En los países industrializados el coste se consideraba demasiado elevado, mientras que en muchos países en desarrollo se consideraba simplemente inasequible. Cada vez en mayor medida, los sistemas de seguridad social se consideran útiles estabilizadores económicos en momentos de crisis.”[5] 
La seguridad social es considerada como una política estabilizadora –sobre todo en momentos de crisis– ya que permite al trabajador un ingreso que a la postre pudiese atenuar los efectos de una recesión mediante el fomento del consumo. Pero, ¿dónde quedan las políticas de seguridad social hoy en el mundo del capital, ante los grotescos ajustes que se están implementando en los países de la zona euro?
Las políticas de seguridad social, derivadas de la lucha de clases, ciertamente significan avances –relativos– para los trabajadores. La clase dominante no cede por voluntad propia beneficios a los trabajadores. Esto se da en un marco de conflictividad  social, donde el trabajo se revela y logra imponerse ante el capital, al menos en algunos aspectos puntuales.
Empero, la actual situación evidencia que no podrá haber victoria de los trabajadores bajo las reglas del sistema capitalista, pues en los países de la zona euro implementan un paquete de medidas que erosiona el nivel de vida de la clase obrera. El mayor peso del ajuste recae sobre los hombros de la fuerza laboral asalariada, mientras los banqueros especuladores reciben ayudas para recobrar la confianza de un sistema financiero que pareciera desmoronarse en cualquier momento y compromete la estabilidad de la economía mundial.
Razón por la cual el presidente brasileño Luís Ignacio Lula da Silva ha dicho que el sistema financiero de los países ricos está “podrido[6]. En tal sentido, muchos años antes el líder soviético Vladimir Ilich Lenin ya ofrecía una conceptualización lapidaria: “El Estado surge en el sitio, en el momento y en el grado en que las contradicciones de clase no pueden, objetivamente, conciliarse. Y viceversa: la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clases son irreconciliables.”[7]
Cuando las condiciones mínimas que permiten la acumulación ampliada del capital están en peligro, aparece el “abstracto” Estado mediante un mandato divino que le permite socializar las pérdidas a toda la sociedad –específicamente a los trabajadores­–, producidas por banqueros especuladores. Para ello, ése mismo Estado compra o en su defecto adquiere  la mayoría accionaria de unos bancos llenos de activos tóxicos, generados por el boom del sector inmobiliario.
Parafraseando a Engels y Marx, el Estado emerge del seno de la sociedad. El Estado es la evidencia material de que esa sociedad ha entrado en una contradicción insuperable dentro del sistema capitalista, dividida por antagonismos de clases. Es en este contexto que debemos percibir la respuesta que imponen las clases dominantes ante la crisis que atraviesa el sistema en su conjunto. 



[1] Ver la concepción del Estado desarrollada por  V.I.Lenin en la obra: El Estado y la Revolución.
[2]AFP/EFE,  “Alemania aprueba un plan de ayuda a la banca de 470.000 millones de euros”. El mundo.es, sección economía. Disponible en: http://www.elmundo.es/mundodinero/2008/10/13/economia/1223885727.html (consultado el 14/07/2010)
[3]Eduardo Suarez,  “Brown anuncia una nacionalización parcial de los bancos ante la crisis”. El mundo.es, sección economía. Disponible en: http://www.elmundo.es/mundodinero/2008/10/08/economia/1223448503.html (consultado el 15/07/2010)
[4] Las clases dominantes reducen el problema que atraviesa la humanidad a una situación de “confianza” y la “falta de confianza” de los agentes económicos en el sector financiero. Escenario que nos parece sumamente preocupante, pues el problema radica en cómo se otorga prioridad a un sistema financiero enfermo, autónomo y desligado por completo de la economía real que está orientada –o al menos debería–a satisfacer las necesidades materiales de la sociedad.
[5] Equipo editorial. “Hacer de la crisis una oportunidad: el papel  de la seguridad social en la respuesta y en la recuperación”, Revista de la Organización Internacional del Trabajo (Ginebra) (12-12-2009)  No. 67,          pp. 4-8.
[6] Equipo editorial. Últimas Noticias, diario de circulación nacional, Venezuela, pág. 46. De fecha Sábado 19 de junio de 2010.
[7] Vladimir I. Lenin (1997). El Estado y la revolución. Fundación Federico Engels, Madrid, España. pág.22

Elio Córdova
Investigador Docente

Karl Marx. 05 de mayo de 1818. Un incorregible radical de 193 años

“Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa. Caussidière por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de 1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a 1795, el sobrino por el tío. ¡Y a la misma caricatura en las circunstancias que acompañan a la segunda edición del Dieciocho Brumario!

Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su exilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal. Así, Lutero se disfrazó de apóstol Pablo, la revolución de 1789-1814 se vistió alternativamente con el ropaje de la República romana y del Imperio romano, y la revolución de 1848 no supo hacer nada mejor que parodiar aquí al 1789 y allá la tradición revolucionaria de 1793 a 1795. Es como el principiante que ha aprendido un idioma nuevo: lo traduce siempre a su idioma nativo, pero sólo se asimila el espíritu del nuevo idioma y sólo es capaz de expresarse libremente en él cuando se mueve dentro de él sin reminiscencias y olvida en él su lenguaje natal.

(…) En esas revoluciones, la resurrección de los muertos servía, pues, para glorificar las nuevas luchas y no para parodiar las antiguas, para exagerar en la fantasía la misión trazada y no para retroceder ante su cumplimiento en la realidad, para encontrar de nuevo el espíritu de la revolución y no para hacer vagar otra vez a su espectro.

La revolución social no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado. Las anteriores revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución (futura) debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido.”

Luis Salas
Investigador Docente
PFG Economía Política UBV

Seminario: “VIGENCIA DEL MARXISMO”

Asamblea Nacional, Salón “Simón Rodríguez”, Piso 8. Edificio “José María Vargas”.
El marxismo y su impacto en la base teórica de la Revolución Bolivariana

Jueves 5 de mayo:
9:30 a.m.


9:50 a.m.


10:20 a.m.


11:00 a.m.

11: 40 a.m.

12:30 a.m.

2:30 p.m.


3:10 p.m.
Presentación del evento a cargo del licenciado Pedro Sassone, director general de Investigación y Desarrollo Legislativo.

Instalación a cargo del diputado Fernando Soto Rojas, presidente de la Asamblea Nacional  

Conferencia del Dr. Luís Damiani Bustillos: Contexto histórico del marxismo: crisis y evolución del marxismo

Conferencia del Dr. Nelson Guzmán: Fuentes filosóficas del marxismo

Intercambio de ideas.

Almuerzo

Conferencia del Soc. Orlando Yajure: “La vigencia del marxismo y las luchas de hoy.”  
 
Intercambio de ideas.
Viernes 6 de mayo
9:15 a.m.


9:30 a.m.


10:10 a.m.

10:50 a.m.

12: 00 a.m.

2:30 p.m.


3:10 p.m.
Presentación a cargo del licenciado Pedro Sassone, director general de Investigación y Desarrollo Legislativo

Conferencia del diputado Jesús Faría: Marx y la economía política: Estudio del Capital

Conferencia del Dr. Carlos Lanz: El debate de la ideología en Marx

Intercambio de ideas.

Almuerzo

Conferencia del doctor Rubén Alayón: Vigencia del marxismo en la Revolución Bolivariana.

Intercambio de ideas.

Una mirada al marxismo desde Ludovico Silva
Lunes 9 de mayo
9:30 a.m.


9:50 a.m.

10:30 a.m.

11:10 a.m.

12: 00 m.
Presentación a cargo del licenciado Pedro Sassone, director general de Investigación y Desarrollo Legislativo.

Conferencia del doctor Nelson Guzmán: La plusvalía ideológica.

Conferencia del doctor Eddy Gómez: La contracultura

Intercambio de ideas.

Almuerzo
Martes 10 de mayo
9:30 a.m.


9:50 a.m.


10:30 a.m.

11:20 a.m.
Conferencia del profesor Luís Felipe Bellorín: Teoría del Socialismo en la obra de Ludovico Silva.

Conferencia del doctor José Jesús Villa Pelayo: Ludovico: literatura y revolución en socialismo.

Intercambio de ideas.

Clausura y entrega de certificados. 

Antes que la (¿nueva?) crisis nos alcance: renta de la tierra, acumulación y crisis. Juan Kornblihtt en la EPEP


En momentos en los cuales la pregunta no es si un nuevo descalabro económico global similar o peor al de 2008 se producirá sino cuándo (si es que no comenzó ya), vale la pena detenerse a revisar los fundamentos sobre los cuales se erigen nuestros famosos “modelos”. Y es que, contrario a lo que dicta la sabiduría popular, no siempre -ni en todo lugar- la experiencia enseña, por lo que es posible que marchemos sin mucha conciencia -o a pesar de ella- hacia la comisión de los mismos errores que tan caro nos han costado en un pasado demasiado reciente.

En vista del análisis de estos temas -que son el leiv motiv de la Escuela Popular de Economía Política- este lunes 09 de mayo nos estará visitando el historiador argentino de la UBA-IIGG, el CONICET y militante del colectivo “Razón y Revolución” Juan Kornblihtt. Con él, estaremos conversando sobre commodities, términos del intercambio, soja, petróleo, salarios, inflación, devaluación y demás perlas tanto de nuestros modelos de desarrollo como del capitalismo contemporáneo.

La conversa lleva por título “Renta de la tierra, acumulación y crisis en Argentina y Venezuela“.

Los esperamos a todos y todas este lunes 09, a las 6 y 30 en la sede de la Escuela Popular de Economía Política:  Ateneo Popular de Caracas, Calle Vargas, entre Av. Las Ciencias y Av. El Estadio, Quinta Alnonorsi, Los Chaguaramos (diagonal a la Panadería Opera Deli, a tres cuadras de la UBV en sentido Santa Mónica).