lunes, 19 de diciembre de 2011

Hasta siempre camarada Rubén Alayón

Por: Ana Teresa Gomez
Fecha de publicación: 16/12/11

Conocí a Rubén Alayón a finales de los 70, cuando ambos comenzamos a estudiar en la Escuela de Sociología de la UCV. Bullanguero, entusiasta, jodedor, ese es el Rubén que hoy viene a mi memoria; el Rubén de las palabras atropelladas, el que no perdía la maña de ser maestro de los que apenas nos iniciábamos en los duros pasos de meternos a militar en partidos clandestinos en esos años en que no era nada fácil ser de izquierda.

Rubén, al igual que Armando, Martín, Ito, Gerardo, Midas, Nelson Pacín y Mauricio Tejada (estos dos últimos asesinados en Cantaura) entre muchos y muchas a los que no recuerdo militábamos en Bandera Roja. En aquella Bandera Roja en que no sentías vergüenza como hoy porque era una organización revolucionaria casada con los pobres, con las luchas de los que nada tenían.
Recuerdo que cuando Rubén presentó su tesis de grado para graduarse, terminó la misma con una frase lapidaria: el sistema capitalista no vale ni un bolívar. Y explicaba por qué le estaba llegando su hora a este infame sistema que se nutre de sangre, sudor y lágrimas. Simón Sáez Mérida, tutor de la misma le recomendó “matizar” esta conclusión, pero Rubén, firme creyente de lo que afirmaba, no cedió.

Años después me lo encontré por el camino; qué inmensa alegría saber que Rubén seguía siendo el mismo que conocí en los pasillos de Sociología, en el arco, en la marcha, en los peos. Much@s quedaron en el camino, bien porque los mataron, bien porque hubo una extraña conversión de Bandera Roja hasta llegar a lo que es hoy: carga maletín de Pablo Pérez, aliada de sus antiguos perseguidores y asesinos. Pero Rubén siguió por el camino que escogió muy joven, apoyando con su entusiasmo, con su misma pasión este experimento que hoy construye el pueblo venezolano.
La muerte lo sorprendió el 13 de diciembre. Hoy lo estarán sembrando sus camaradas de siempre. Honor y Gloria, compañero. Saludos a Sergio, a Yulimar, a Nelson, Mauricio, Zabahoria. Ah, y no te vayas a pelear con el Negro Villafaña, que ese te está esperando allá para conseguir con quien polemizar. Un abrazo, camarada.

La Guara

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